Sucede con frecuencia que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Pasa
también en política. Recuerdo lo denostado que salió Felipe González de
la presidencia del Gobierno de España, ahora resulta irónico escuchar
opiniones de sus adversarios políticos admirando su capacidad y talento.
Reconozco que admiro a Felipe no por coincidir generacionalmente, sino a través del estudio de sus años al frente del Partido Socialista. No encuentro mejor ejemplo para visualizar a la extraordinaria generación de políticos que recogieron en su juventud una España heredera del franquismo, desarrollaron un Estado de bienestar para los españoles hasta entonces desconocido y la dejaron habiendo consolidado la democarcia y el Estado social en el seno de la Unión Europea.
He
querido recoger en esta nota varias ideas de Felipe González sobre
Europa. Transcribo algunas citas recogidas de su ensayo “Mi idea de
Europa” escrito en 2010 junto a algunas reflexiones propias. Creo que
todas ellas están de latente actualidad tres años después por lo que
creo que resultarán de interés para todos aquellos que como yo, tengáis
inquietudes sobre si es posible una salida a esta crisis económica,
política y social distinta a la que proponen tanto el sector ideológico
más conservador y neoliberal como aquellos que abogan por la
irresponsabilidad y la utopía para acabar con todo, también lo bueno, y
empezar de cero.
· ¿Por qué el liderazgo
europeo no explica a los ciudadanos que mantener un modelo social
significa tener una economía capaz de generar un excedente de valor que
garantice la cohesión social? Hay que actuar con responsabilidad en lo
que se hace y en lo que se dice. Defender el Estado de Bienestar Social
conlleva proponer un modelo de financiación viable.
·
Hay que superar la pérdida de competitividad y relevancia en
Europa para redefinir un modelo de cohesión social sostenible. El reto
no es otro que provocar un desarrollo económico sostenible capaz de
soportar el Estado de bienestar.
· Los sistemas
duran mientras son sostenibles y lo son si hay valor añadido suficiente
para detraer parte de la riqueza que se añade para mantener lacohesión
social que defendemos. No podemos pedir más política social y no
preocuparnos de cómo financiarla. No ha de tolerarse más demagogia, más
discursos vacíos. Debemos ser capaces deproporcionar una alternativa
objetivamente verificable desde el socialismo democrático.
·
La peor rigidez que tenemos en Europa no es de las relaciones
laborales sino de nuestra cultura corporativa, la cual no permite la
movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras. Hoy existe una
animadversión con la palabra “emprendedor” por el mal uso que se ha dado
por algunos supuestos emprendedores.
· Lo
prioritario es crecer y generar empleo y la economía productiva no está
en condiciones de hacerlo por sí sola. Tiene que actuar la Unión Europea
en su conjunto. Los países más sólidos tienen que asumir el liderazgo
pero lo están haciendo en sentido contrario. Alemania es el mejor de los
ejemplos.
· España sigue inmersa en un modelo
productivo desequilibrado que ha sumado el estallido de la crisis
financiera al de la burbuja inmobiliaria. Estamos inmersos en unacrisis
sistémica y global que todo el mundo decía que era impredecible. Además,
los PIG europeos entre los que nos encontramos, estamos siendo
castigados porla UE y Alemania debido a lo que se ha quedado denominado
la crisis de déficit y deudade los países del sur de Europa. A medida
que pasa el tiempo y se imponen las medidas de los “hombres de negro”
tengo más dudas sobre la realidad del problema y menos sobre la
oportunidad ideológica de provocar el problema.
·
EEUU tiene una flexibilidad mucho mayor que Europa. Tiene una economía
más abierta, menos corporativa que, aunque parezca mentira,
proporciona mayor igualdad de oportunidades y prima las iniciativas con
riesgo y la eficiencia en los resultados. Esto permite la movilidad
ascendente y descendente de la que carece Europa. La necesidad de ser
más competitivos no debe reñir con el concepto ideológico dela izquierda
de proporcionar un estado social. Para conseguirlo es condición sine
qua non.
· En los últimos 30
años apenas ha variado el ranking de las 30 primeras empresas europeas
mientras que en EEUU ha habido bastante movilidad ascendente y
descendente. Este dato ejemplarizante del estancamiento de nuestro
sistema empresarial debe hacernos reflexionar. No existen suficientes
incentivos ni penalizaciones para provoca rque nuestras empresas se
molesten por ser más competitivas. ¿ Por qué en Europa no hay
iniciativas innovadoras que salgan de un garaje y se transformen en
Google o en Microsoft cuando hay inteligencia, capacidad y un sistema
educativo bastante serio ?
· Fallamos en
los centros de excelencia, fallamos en el entrenamiento de los jóvenes
para que aprendan a transformar el conocimiento en ofertas emprendedoras
que añadan valor a los demás. Educamos para la pasividad. Formamos a
demandantes titulados, no a gente que sepa qué hacer con su título. Nos
falta cultura empresarial en Europa, sobre todo en el sur de Europa y
nos sobra “riesgo moral del Estado de bienestar”. Un ejemplo, hay un 50 %
más bajas laborales masculinas cuando se celebran las fases finales del
Mundial y la Eurocopa. Hay que hacer una reflexión sobre cuánta
cohesión social podemos pagar en términos de competitividad en una
economía global. Tenemos que encontrar fórmulas que, sin desproteger
derechos básicos de los trabajadores, eliminaran algunas de las
rigideces que lastran la capacidad competitiva de las empresas y su
supervivencia.
· La peor rigidez que
tenemos en Europa no es de las relaciones laborales sino de nuestra
cultura corporativa, la cual no permite la movilidad ascendente de
iniciativas emprendedoras. Hoy existe una animadversión con la palabra
“emprendedor” por el mal uso que se ha dado por algunos supuestos
emprendedores y por la inactividad proteccionista de muchos otros.
·
En nuestra cultura preferimos ayudar a nuestros hijos para que
tengan una casa a que monten una empresa propia. Preferimos que tengan
trabajo seguro y permanenteantes que iniciativa emprendedora y con
riesgo. Sabemos decir lo que refleja el título adquirido pero no sabemos
cómo transformarlo en emprendimiento. Si alguien tiene conciencia de
qué valor añade a los demás, tiene mucha más seguridad en su ocupación y
en su empleo que si es un demandante titulado que piensa que es una
obligación de los otros darle el empleo que se correspondecon su
formación.
· La presión, está creciendo
hacia la retirada del Estado. Se alimenta concomponentes ideológicos
neoliberales y se aprovecha de la destrucción social que produce la
revolución tecnológica en la sociedad actual. El éxito neoconservador
reside en la complicidad de las clases medias, incluyendo partede la
clase trabajadora.
· No hay democracia sin
mercado pero sí puede haber mercado sin democracia. No es una crítica a
las posiciones más extremas de la izquierda aunque podría serlo, sino
una advertencia a las posiciones neutrales respecto a aquellos que solo
creen en la competitividad al margen del estado social, democrático y de
derecho. La economía de mercado también cabe en regímenes autoritarios.
·
Se puede ser optimista de la inteligencia porque se puede
comprender y cambiar lar ealidad, mejorando las condiciones de
existencia de los seres humanos. Sin embargo, no se puede ser optimista
de la voluntad ante tanto mercenario falto de compromiso con la suerte
de los demás. La solidaridad es el eje de la cohesión social, lo que
define a un socialdemócrata e irrita a un neoconservador.
·
Hay que reformar el funcionamiento de las instituciones
financieras para evitar que estemos incubando ya la próxima crisis.
Reformar las instituciones no soloes reducir su número a través de
integraciones y fusiones, tienen que producirse cambios cualitativos.
·
Hay que ser más exigentes con los que nos llevaron a la crisis.
Hasta ahora no se visualiza el retorno del esfuerzo realizado para
sanear el sistema financiero. Necesitamos movilizar a los empresarios
que crean empleo, a los ahorradores que depositaron su confianza en la
gestión de los bancos y a los que han perdido su empleo y ven un
horizonte de escasas oportunidades.
· Los
ciudadanos deben saber que las medidas de rescate del sistema financiero
tienen como objetivo la recuperación de la actividad económica
productiva, para frenarla destrucción de empleo que produce la
restricción crediticia. La opinión pública entiende mal la ayuda a los
banqueros a los que se ve como responsables de la burbuja financiera,
pero se entenderá mejor si se explica bien, que el objetivo no es ayudar
a los banqueros responsables de la situación, sino recuperar a las
instituciones para que sirvan a la economía que necesitamos para que
aumente la actividad y se genere empleo.
·
La UE seha quedado en unión monetaria pero sin contenido de política
económica. No hay unión fiscal, ni financiera y mucho menos unión
política y social.
· La Unión Europea no es una
Federación. No se trataba de hacer los Estados Unidos de Europa. No es
tampoco una Confederación aunque haya rasgos que se asemejen y mucho
menos estamos ante una construcción que se parezca al de Estado Nación
Unitario. La Unión Europea es una unión de pueblos. El concepto es el de
ciudadanía en su sentido más amplio.
· Hay una
crisis del Estado nación como ámbito exclusivo y excluyente de la
definición deuna ciudadanía básica. Esto es tan válido para el
nacionalismo más rancio existente en la derecha europea como la moda
nacionalista de determinados territorios europeos, todos ellos muy
distintos entre sí, todos ellos desencajados dentro del actual y futuro
marco de convivencia europeo.
· No
pedimos en la campaña de las elecciones europeas que opten entre dos
proyectos de construcción europea, sino entredos alternativas nacionales
en las que la Unión Europea sirve como excusa. La alternativa
socialdemócrata europea debiera conformar un único discurso, un único
proyecto político para Europa y defenderlo en cada uno de los estados
miembros. Paralelamente debiéramos proponer una modificación en el
sistema electoral europeo para posibilitar la debida adecuación de las
instituciones a este nuevo ámbito de confrontación ideológica, no
limitado a cada Estado, sino al conjunto de la Unión. Los
socialdemócratas debemos recuperar la fuerza de las ideas, no la fuerza
de las ideologías.
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