jueves, 3 de octubre de 2013

Reflexiones Compartidas

Sucede con frecuencia que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Pasa también en política. Recuerdo lo denostado que salió Felipe González de la presidencia del Gobierno de España, ahora resulta irónico escuchar opiniones de sus adversarios políticos admirando su capacidad y talento.

Reconozco que admiro a Felipe no por coincidir generacionalmente, sino a través del estudio de sus años al frente del Partido Socialista. No encuentro mejor ejemplo para visualizar a la extraordinaria generación de políticos que recogieron en su juventud una España heredera del franquismo, desarrollaron un Estado de bienestar para los españoles hasta entonces desconocido y la dejaron habiendo consolidado la democarcia y el Estado social en el seno de la Unión Europea.

He querido recoger en esta nota varias ideas de Felipe González sobre Europa. Transcribo algunas citas recogidas de su ensayo “Mi idea de Europa” escrito en 2010 junto a algunas reflexiones propias. Creo que todas ellas están de latente actualidad tres años después por lo que creo que resultarán de interés para todos aquellos que como yo, tengáis inquietudes sobre si es posible una salida a esta crisis económica, política y social distinta a la que proponen tanto el sector ideológico más conservador y neoliberal como aquellos que abogan por la irresponsabilidad y la utopía para acabar con todo, también lo bueno, y empezar de cero.

· ¿Por qué el liderazgo europeo no explica a los ciudadanos que mantener un modelo social significa tener una economía capaz de generar un excedente de valor que garantice la cohesión social? Hay que actuar con responsabilidad en lo que se hace y en lo que se dice. Defender el Estado de Bienestar Social conlleva proponer un modelo de financiación viable.

· Hay que superar la pérdida de competitividad y relevancia en Europa para redefinir un modelo de cohesión social sostenible. El reto no es otro que provocar un desarrollo económico sostenible capaz de soportar el Estado de bienestar.

· Los sistemas duran mientras son sostenibles y lo son si hay valor añadido suficiente para detraer parte de la riqueza que se añade para mantener lacohesión social que defendemos. No podemos pedir más política social y no preocuparnos de cómo financiarla. No ha de tolerarse más demagogia, más discursos vacíos. Debemos ser capaces deproporcionar una alternativa objetivamente verificable desde el socialismo democrático.
 
· La peor rigidez que tenemos en Europa no es de las relaciones laborales sino de nuestra cultura corporativa, la cual no permite la movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras. Hoy existe una animadversión con la palabra “emprendedor” por el mal uso que se ha dado por algunos supuestos emprendedores.

· Lo prioritario es crecer y generar empleo y la economía productiva no está en condiciones de hacerlo por sí sola. Tiene que actuar la Unión Europea en su conjunto. Los países más sólidos tienen que asumir el liderazgo pero lo están haciendo en sentido contrario. Alemania es el mejor de los ejemplos.

· España sigue inmersa en un modelo productivo desequilibrado que ha sumado el estallido de la crisis financiera al de la burbuja inmobiliaria. Estamos inmersos en unacrisis sistémica y global que todo el mundo decía que era impredecible. Además, los PIG europeos entre los que nos encontramos, estamos siendo castigados porla UE y Alemania debido a lo que se ha quedado denominado la crisis de déficit y deudade los países del sur de Europa. A medida que pasa el tiempo y se imponen las medidas de los “hombres de negro” tengo más dudas sobre la realidad del problema y menos sobre la oportunidad ideológica de provocar el problema.

· EEUU tiene una flexibilidad mucho mayor que Europa. Tiene una economía más abierta, menos corporativa que, aunque parezca mentira, proporciona mayor igualdad de oportunidades y prima las iniciativas con riesgo y la eficiencia en los resultados. Esto permite la movilidad ascendente y descendente de la que carece Europa. La necesidad de ser más competitivos no debe reñir con el concepto ideológico dela izquierda de proporcionar un estado social. Para conseguirlo es condición sine qua non.

· En los últimos 30 años apenas ha variado el ranking de las 30 primeras empresas europeas mientras que en EEUU ha habido bastante movilidad ascendente y descendente. Este dato ejemplarizante del estancamiento de nuestro sistema empresarial debe hacernos reflexionar. No existen suficientes incentivos ni penalizaciones para provoca rque nuestras empresas se molesten por ser más competitivas. ¿ Por qué en Europa no hay iniciativas innovadoras que salgan de un garaje y se transformen en Google o en Microsoft cuando hay inteligencia, capacidad y un sistema educativo bastante serio ?

· Fallamos en los centros de excelencia, fallamos en el entrenamiento de los jóvenes para que aprendan a transformar el conocimiento en ofertas emprendedoras que añadan valor a los demás. Educamos para la pasividad. Formamos a demandantes titulados, no a gente que sepa qué hacer con su título. Nos falta cultura empresarial en Europa, sobre todo en el sur de Europa y nos sobra “riesgo moral del Estado de bienestar”. Un ejemplo, hay un 50 % más bajas laborales masculinas cuando se celebran las fases finales del Mundial y la Eurocopa. Hay que hacer una reflexión sobre cuánta cohesión social podemos pagar en términos de competitividad en una economía global. Tenemos que encontrar fórmulas que, sin desproteger derechos básicos de los trabajadores, eliminaran algunas de las rigideces que lastran la capacidad competitiva de las empresas y su supervivencia.

· La peor rigidez que tenemos en Europa no es de las relaciones laborales sino de nuestra cultura corporativa, la cual no permite la movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras. Hoy existe una animadversión con la palabra “emprendedor” por el mal uso que se ha dado por algunos supuestos emprendedores y por la inactividad proteccionista de muchos otros.

· En nuestra cultura preferimos ayudar a nuestros hijos para que tengan una casa a que monten una empresa propia. Preferimos que tengan trabajo seguro y permanenteantes que iniciativa emprendedora y con riesgo. Sabemos decir lo que refleja el título adquirido pero no sabemos cómo transformarlo en emprendimiento. Si alguien tiene conciencia de qué valor añade a los demás, tiene mucha más seguridad en su ocupación y en su empleo que si es un demandante titulado que piensa que es una obligación de los otros darle el empleo que se correspondecon su formación.

· La presión, está creciendo hacia la retirada del Estado. Se alimenta concomponentes ideológicos neoliberales y se aprovecha de la destrucción social que produce la revolución tecnológica en la sociedad actual. El éxito neoconservador reside en la complicidad de las clases medias, incluyendo partede la clase trabajadora.

· No hay democracia sin mercado pero sí puede haber mercado sin democracia. No es una crítica a las posiciones más extremas de la izquierda aunque podría serlo, sino una advertencia a las posiciones neutrales respecto a aquellos que solo creen en la competitividad al margen del estado social, democrático y de derecho. La economía de mercado también cabe en regímenes autoritarios.

· Se puede ser optimista de la inteligencia porque se puede comprender y cambiar lar ealidad, mejorando las condiciones de existencia de los seres humanos. Sin embargo, no se puede ser optimista de la voluntad ante tanto mercenario falto de compromiso con la suerte de los demás. La solidaridad es el eje de la cohesión social, lo que define a un socialdemócrata e irrita a un neoconservador.

· Hay que reformar el funcionamiento de las instituciones financieras para evitar que estemos incubando ya la próxima crisis. Reformar las instituciones no soloes reducir su número a través de integraciones y fusiones, tienen que producirse cambios cualitativos.

· Hay que ser más exigentes con los que nos llevaron a la crisis. Hasta ahora no se visualiza el retorno del esfuerzo realizado para sanear el sistema financiero. Necesitamos movilizar a los empresarios que crean empleo, a los ahorradores que depositaron su confianza en la gestión de los bancos y a los que han perdido su empleo y ven un horizonte de escasas oportunidades.

· Los ciudadanos deben saber que las medidas de rescate del sistema financiero tienen como objetivo la recuperación de la actividad económica productiva, para frenarla destrucción de empleo que produce la restricción crediticia. La opinión pública entiende mal la ayuda a los banqueros a los que se ve como responsables de la burbuja financiera, pero se entenderá mejor si se explica bien, que el objetivo no es ayudar a los banqueros responsables de la situación, sino recuperar a las instituciones para que sirvan a la economía que necesitamos para que aumente la actividad y se genere empleo.

· La UE seha quedado en unión monetaria pero sin contenido de política económica. No hay unión fiscal, ni financiera y mucho menos unión política y social.

· La Unión Europea no es una Federación. No se trataba de hacer los Estados Unidos de Europa. No es tampoco una Confederación aunque haya rasgos que se asemejen y mucho menos estamos ante una construcción que se parezca al de Estado Nación Unitario. La Unión Europea es una unión de pueblos. El concepto es el de ciudadanía en su sentido más amplio.

· Hay una crisis del Estado nación como ámbito exclusivo y excluyente de la definición deuna ciudadanía básica. Esto es tan válido para el nacionalismo más rancio existente en la derecha europea como la moda nacionalista de determinados territorios europeos, todos ellos muy distintos entre sí, todos ellos desencajados dentro del actual y futuro marco de convivencia europeo.

· No pedimos en la campaña de las elecciones europeas que opten entre dos proyectos de construcción europea, sino entredos alternativas nacionales en las que la Unión Europea sirve como excusa. La alternativa socialdemócrata europea debiera conformar un único discurso, un único proyecto político para Europa y defenderlo en cada uno de los estados miembros. Paralelamente debiéramos proponer una modificación en el sistema electoral europeo para posibilitar la debida adecuación de las instituciones a este nuevo ámbito de confrontación ideológica, no limitado a cada Estado, sino al conjunto de la Unión. Los socialdemócratas debemos recuperar la fuerza de las ideas, no la fuerza de las ideologías.

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